Definido el teletrabajo como un modo de organización y ejecución de la actividad laboral, “Teletrabajar no es sólo trabajar a distancia, utilizando las telecomunicaciones y/o la informática, teletrabajar es servirse de estos elementos para trabajar de un modo nuevo”.
Pero hay que moverse con cuidado, pues estas transformaciones tienen repercusiones sobre la estructura del empleo y de las contrataciones. En este contexto, según algunas opiniones, las estructuras organizativas estables ya no son operativas, lo cual a su vez provoca la obsolescencia de los usos y costumbres del mercado de trabajo tradicional. Los cambios en la organización se traducen en cambios en el mercado laboral.
Por eso, según la perspectiva de dónde se observe y según como se lo utilice esta modalidad laboral puede tener consecuencias positivas o negativas para las personas que trabajan.
De allí la importancia de generar un marco jurídico específico que lo contenga y permita definir las condiciones de su desarrollo y su empleo a fin de evitar errores, excesos y abusos que se cometieron con otras modalidades laborales, cuyo mal uso las desnaturalizó y derivó en formas de precarización del trabajo.
Las diferencias que presenta el teletrabajo en relación al trabajo presencial justifican la necesidad de sancionar leyes que regulen esta modalidad laboral como ha sucedido en algunos países de la región como Chile, Colombia y Costa Rica entre otros. En la Argentina hay un proyecto de ley, aun no debatido en el Parlamento.
BUENAS PRÁCTICAS
Más allá de la necesidad de la existencia de un marco legal, una opción muy interesante es la presencia de guías o manuales que promuevan y describan las buenas prácticas asociadas al teletrabajo de manera que su implementación en una organización siga el camino más virtuoso.
Hay razones para incluir el Teletrabajo como una herramienta que bien empleada constituirá una buena práctica.
Mejores Prácticas es un concepto creado por Naciones Unidas y por la Comunidad Internacional que las definen como un conjunto de iniciativas exitosas que buscan mejorar la calidad de vida y la sostenibilidad de las ciudades y las comunidades.
Las Mejores Prácticas no son guías indiscutibles para implementar proyectos exitosos. Son, solo, un método para analizar la dirección de un proyecto, un sistema para alcanzar futuras necesidades y no están restringidas a sector particular alguno pues se pueden dar en el sector privado como en el sector público.
MANUAL DE BUENAS PRÁCTICAS
La Organización Internacional del Trabajo, el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la República Argentina y la Unión Industrial Argentina firmaron una carta intención en noviembre de 2010 para acordar la elaboración de un Manual de Buenas Prácticas en Teletrabajo cuya concreción se alcanzó en el curso de 2011. La presencia de un Manual contribuye a orientar a las organizaciones en el desarrollo de esta modalidad, facilitando su implementación e instalación en la cultura y funcionamiento de las mismas.
El teletrabajo es una herramienta o modalidad de trabajo y su incorporación a una organización genera la conveniencia de desarrollar un diagnóstico previo sobre la viabilidad empresarial para su implementación.
En tal sentido, explorar el grado de preparación de la organización y su capital humano antes de asumir la nueva modalidad de trabajo reducirá costos y acrecentará su aprovechamiento.
El éxito en la incorporación de las TIC y el aprovechamiento de sus ventajas potenciales requiere la presencia en la empresa de trabajadores calificados capaces de afrontar el cambio cultural organizativo. En este sentido, tan importante es el nivel de formación alcanzado por los trabajadores en su etapa educativa, como la formación adquirida en la propia empresa y destinada fundamentalmente a crear un escenario en el cual las personas que trabajan sean capaces de adaptarse a los continuos cambios del entorno.
Por ello, la capacitación a brindar para el desempeño en un ámbito y entorno cambiante y con una composición de colaboradores, en muchos casos, de diversa cultura, formación, género, edad, etc. obliga a la gerencia a elaborar un diagnóstico muy preciso de las necesidades requeridas, teniendo en cuenta la estrategia del negocio y los objetivos fijados.